EL TEATRO Y LA MATERNIDAD
Tsayamhall Esquivel
Tsayamhall Esquivel
Qué palabras tan aparentemente alejadas la una de la otra por su significado etimológico , pero, por primera vez he encontrado que son gemelas en significado para el corazón.
Incertidumbre, nerviosismo, pánico, creatividad, miedo. Son algunos de los sentimientos que se experimentan al nombrar en voz alta estas dos palabras para una hacedora de teatro. Pero entonces ¿por qué hacer teatro? se preguntarán. Por la misma razón por la que decidimos ser madres… para crear. Para dar vida a seres llenos de luz, obras llenas de luz, de significado, para indagar, observar, para preguntarnos y al mismo tiempo contestar las interrogantes, para darnos cuenta que no teníamos la razón sobre nada y que a pesar de todo sabemos qué es lo mejor para nuestros pequeños, para nuestros hijos … para nuestros proyectos (por lo menos es lo que creemos y morimos en la raya para que así sea).
Mucha gente que va al teatro no se da cuenta de todo lo que hay detrás, no reparan en todas las horas invertidas en ensayos, reuniones, lecturas, análisis, investigaciones minuciosas, lágrimas, debates, frustraciones, confrontaciones consigo, con el otro, etc. Lo mejor es que “eso”, todo lo que se generó está ahí en… 90 minutos de una “ ficción”. Y lo mismo pasa con los hijos, en ellos están depositadas múltiples emociones, imaginaciones y sobre todo en ambos se encuentra un poco de nosotros, pero sólo un poco, porque al enfrentarse a la vida (público) comienzan a ser ellos mismos. Vida propia. Gatean, luego caminan, luego corren y después ya nadie los para. Así veo el teatro. Creado para durar un segundo y luego desvanecerse en cada función, en cada paso. Crear .
Nunca sabré si mis obras significan algo para alguien, y tampoco si mis hijos significan algo para el mundo, pero estoy segura que para mí fue lo más sincero y lo más profundo. Tiempo breve o extenso, que ha sido más que disfrutable.
Por eso sigamos creando seres de luz, libres, conscientes, sensibles, justos, entrañables, seres empáticos, amorosos. Porque el mundo necesita eso, necesita volcarse en la ficción para enfrentar la realidad, inculquemos a nuestros hijos las artes, los deportes, para que un día ellos sientan que son libres y sigan CREANDO MARAVILLAS y no sólo “ficciones”.