Por Yenizel Crespo
¿Alguna vez dudaste de tu vocación como actriz, o en algún momento te dio miedo no lograr tus sueños o todo lo que esperabas?
- El teatro es un universo de especialidades, hay lugar para todos
- Necesitamos crear un espacio de mujeres para hacer un análisis del humor y llevarlo a nuestras propias necesidades para descubrir cómo las mujeres hacemos reír.
- Mi camino fue gestionar mi propio trabajo.
Sí, los primeros dos años fueron cruciales para mí, porque como muchos saben el primer año de la carrera, yo creo que en cualquier profesión, hay muchas dudas de si estamos capacitados o no, de si vamos a llegar a dónde pusimos nuestros objetivos o no, de si tenemos las facultades, “a lo mejor me voy a quedar como amateur toda mi vida”, “quizá no voy alcanzar a llegar a donde yo me puse un objetivo”, “quizá voy a llegar y me voy a dar cuenta de qué por mi físico o por cualquier cosa, me van a batear” ¿no? entonces sí hay dudas. Ya en el segundo año que ya uno pasó por todo eso, empiezo a tomar más madurez y me empiezo a dar cuenta de que el teatro es un universo de especialidades, entonces dije: “hay lugar para todos, entonces voy a continuar y voy a encontrar mi lugar”.
Cuéntanos un poco de cómo te recibió el medio laboral, ¿cómo empezaste tu carrera?
En mi grupo, desde segundo año, empezamos a conformarnos, no como un colectivo, pero sí con ideas y gustos en común, uno de ellos era la comedia y la música. Comenzamos platicando nuestros sueños, qué tipo de teatro queríamos hacer: comedia. Decidimos invitar a Jesús Díaz, que en ese entonces no era nuestro maestro, sino asistente de grupo de Anatoli Lokachtchouk y algunas veces trabajamos con él en clase y nos gustaba muchísimo el lenguaje que él nos enseñaba, que eran las bases del leguaje del clown. Entonces estábamos terminando la carrera y le pedimos nos ayudara a hacer un montaje como director. Él se portó muy, muy generoso con nosotros, no pensó en cobrarnos algo, porque también eran sus primeras experiencias como director. Hicimos nuestro primer montaje luego luego saliendo de la carrera con él, La canción del nenúfar. Después de ahí no tardó ni un año que surgió nuestra compañía, La sensacional Orquesta Lavadero. A la fecha seguimos con la misma compañía, tenemos más de seis o siete espectáculos y todos se siguen presentando, bueno, menos uno. Este año cumplimos 16 de permanencia.
¿Cómo percibes el rol de la mujer en el teatro en México, actualmente?
Cuando yo estudiaba teatro yo no me daba cuenta de eso, la verdad es que no me preocupaba mucho, sí me daba cuenta de que siempre que queríamos escoger obra para nuestros montajes, había dos o tres mujeres y seis personajes hombres, ¿no? O las mujeres terminábamos haciendo de hombre y por supuesto yo siempre hacia de hombre porque a mí, como me encantaba travestirme, la comedia, todo, entonces yo era siempre la que terminaba haciendo de hombre. Con el tiempo, y en mi especialización del clown me empecé a dar cuenta, que las mujeres, no solo en el teatro, sino dentro del clown tienen un papel chiquitito, e incluso en el clown está super super limitado, por lo menos en la historia del clown clásico las mujeres eran muy poquitas, porque eran hijas de los payasos que aprendían la técnica.
Si revisas la historia de la comedia, casi toda la comedia está hecha por los hombres para ser mostrada y divertir a los hombres, y si analizas los chistes, en muchos chistes se ocupa el rol de la mujer como una especie de burla, desde el punto de vista del hombre. Entonces me topé con eso y al querer interpretar los sketches clásicos del circo, en mi aprendizaje, me di cuenta que cuando yo interpretaba estos roles era muy diferente. La gente no se reía, no era lo mismo ver a un hombre dándole una patada a otro hombre, que a una mujer dándole una patada a un hombre. La gente sí se saca de onda y dice: “por qué esa mujer”. Y esto se ve en todos lados, no nada más en el teatro. Si tu ves a dos hombres en la calle peleándose, dices “Ay estos muchachos”. Hasta se apapachan y “Ay ya te peleaste mijito”. Pero si ves a dos mujeres en la calle peleándose, “eres una cualquiera como te atreves, por qué te rebajaste”.
Entonces a las mujeres se nos juzga demasiado y entonces al querer ser graciosa también hay un juicio, y esto es histórico, no es de ahora. Entonces me di cuenta de eso, pero tampoco me azoté y dije “ah, esto es lo peor del mundo”, dije: claro, necesitamos crear un espacio de mujeres para hacer un análisis del humor y llevarlo a nuestras propias necesidades y encontrar cómo las mujeres hacemos reír ¿no? Entonces fue que abrí el Laboratorio de clown femenino en 2016.
¿Entonces a partir de eso surge el taller de clown femenino, qué te motiva a hacerlo y qué temas abordan?
Sí, cuando yo estaba haciendo clown con “La sensacional orquesta lavadero”, empecé a tener la necesidad de crear unos sketches a partir de mis propias necesidades. Con el apoyo del CENART abrí el proyecto de Laboratorio de clown femenino. En el 2016 hicimos nuestro primer espectáculo Varieté de lirios, que afortunadamente se ha seguido presentando. Y el laboratorio de clown no ha parado, ahorita ya tengo dos laboratorios al mismo tiempo, uno aquí en el CENART y otro en la Unidad de Vinculación Artística (UVA) Tlatelolco que también nos abrió las puertas para trabajar.
En el laboratorio de clown femenino aparte de que hacemos una revisión histórica del clown, también buscamos a las mujeres que se han dedicado al clown, y analizamos, porque hay muchísimas mujeres, hemos ido encontrando cada vez más y más mujeres, pero muy pocas son consideradas profesionales. Aquí en México son contadas las que puedes decir “Ay, ya la consideran una clown profesional”, a casi todas las dejan en el “ellas son amateur”. Entonces eso también es material para nosotras, para ver por qué no nos consideran como teatro profesional, ¿no? Y por eso estamos ahí, ya llevamos dos años especializándonos, mejorando, trayendo temáticas nuevas, y tratando sobre todo en esas temáticas de no hacer énfasis en los estereotipos que ha impuesto la sociedad durante muchos años.
Y por ejemplo, en el rol de directora, ¿te ha tocado alguna situación machista por parte de un actor o actriz?
No, fíjate que no, para nada. Siempre he trabajado con gente muy talentosa, pero además muy inteligente, a lo mejor micro-machismos, pero la verdad es que siempre eso nos ha dado motivo para luchar y para seguir adelante. Alguna vez tuvimos un percance, no como directora, sino como maestra, aquí en las instalaciones del CENART. Hay un rollo ahí porque casi todas mis alumnas están en edad de ser madres, algunas no quisieron ser madres, pero muchas llegaban con bebés o se embarazaron en el proceso y era una etapa muy bonita porque dábamos la clase y había dos bebés caminando entre nosotras y entre todas los cuidábamos, ahorita ya están grandes, otras acaban de tener a su bebé ¿no? Pero las puertas del laboratorio siempre han estado abiertas para nuestros hijos. Porque como dicen, “esa es tu condición” ¿no? La de madre, claro como somos nosotras las que tenemos que amamantar los primeros meses al bebé, las que tenemos que estar junto a él, somos nosotras, eso es totalmente una condición, y por lo tanto condición del laboratorio, y para nosotras era algo normal. Pero el reglamento del CENART, por ejemplo, en algunos espacios no nos permiten entrar con niños y nos dábamos unas discusiones con el personal, alguna vez, alguno hizo una mención, le dijo a mi compañera alumna: “si querías seguir estudiando, no te hubieras embarazado, qué te pasa, cómo se te ocurre venir con un hijo” y además venía con su bebé de año y medio y venía embarazada de otro, entonces venía cargando al bebé y cargando su pancita y todo. Pero eso también nos ha motivado para unirnos, para hacer crecer este laboratorio y también de decir “Claro que tenemos que estar aquí y juntas, por eso y muchas cosas más”.
¿Cómo empezaste a gestionar tus proyectos y cómo lo haces ahora?
Comenzamos trabajando en un bar un año, todos los viernes y no sabíamos ni para donde pero nos divertíamos muchísimo y Jesús nos decía cosas muy valiosas en aquél entonces que me sirvieron mucho porque decía “a ver a ver a ver, ustedes están aquí porque tienen un objetivo, queremos llegar acá, si ustedes comienzan a aceptar esos trabajos y a perder el tiempo aquí o ustedes no ponen bien su objetivo o ahorita terminamos la temporada aquí porque no nos va bien y hay días que no llega gente, no vamos a llegar a esa meta” A veces dábamos función y a veces no llegaba nadie pero seguíamos ahí el siguiente viernes. Hasta que un día empezó a sonar el nombre del grupo en las redes sociales y nos empezaban a decir “Oye los vi en un bar, necesito que vengan aquí a presentarse en una plaza” “Oigan los vi en la plaza, vengan aquí al festival de no sé que” – Sí, claro. Entonces nos empezaron a llevar mucho a provincia, a festivales y empezamos, por consejo de Chucho, a mejorar el espectáculo y a cobrar más y no nos bajábamos de precio. Entonces mucho tiempo no ganamos nada pero empezamos a ganar prestigio y la gente a veces decía “No, no me alcanza para contratarte, perdón” pero regresaban al año siguiente diciendo “Ay estoy en un proyecto donde ahora sí me alcanza para contratarte” y eso de ganarse el prestigio, el reconocimiento de la gente, tiene mucho que ver con que no rompas tus objetivos.
Algunos alumnos de cuarto año nos dijeron que tenía la duda de cómo saber cobrar, tú por ejemplo cómo cobras tu trabajo o cómo lo empezaste a hacer…
Pues yo no le puse precio a mi trabajo, no hubo ese camino. Mi camino fue así: hicimos nuestro grupo y nos afianzamos en nosotros mismo y no ganábamos nada, ganábamos tres pesos. Y a la larga fuimos ganando mejor, ya cuando alguien te está invitando a trabajar, y ya tienes una carrera sólida, entonces ahí si puedes decir acepto o no acepto. Entonces siempre hay que saber observar, preguntar, de dónde viene el proyecto, quién lo paga; para saber más o menos cuánto vas a cobrar. Ahora, el INBA tiene un tabulador, ahí por años de experiencia te pagan, entonces también ahí te puedes basar. Y no cobrar menos de lo que el INBA asigna por años de experiencia, ese también puede ser un buen referente.
¿Qué consejos les podrías dar a los que están recién egresados o que están en el último año de la carrera? justo para afrontar todo esto de salir y toparte con la realidad del teatro.
Lo importante es que tú hagas lo que surge de ti, y que te hagas ideas, que sueñes, que vayas buscando en los caminos, para que llegar a esas ideas aunque las veas muy, muy lejos.
Yo no soy de las personas que fue hacer casting, de hecho ,creo que hice un casting para canal once, pero la pase muy mal y dije: no, yo no tengo cuerpo, carita, para un casting. Ese no va a ser mi camino. Mi camino fue gestionar mi propio trabajo. Lo mejor que puede hacer un recién egresado, es unirse con sus compañeros, hacer equipo y hacer sus propios proyectos. Y ya que tengan un buen grupo, invitar a algún director con el que siempre han soñado trabajar, juntar dinero, financiarse, buscar manera de financiarse para contratarlo o un buen escritor, o entre ellos ponerse a escribir y a dirigir. Y no rendirse, no decir: “¡ay! no tenemos funciones”. No, hay muchos espacios que quieren que vayas a presentarte, que vayas a taquilla.